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Jueves 31 Diciembre 2015
Dolores Puértolas

Empiezo estas líneas usando un par de anglicismos: todos sabemos ya lo que son un “selfie” (tomarse una foto uno mismo con el teléfono móvil) y una “celebrity” (una persona famosa).

Dice el sociólogo Neil Postman[i], recogiendo algo muchas veces ya señalado, que la cultura actual es una cultura de la imagen (o de la televisión), en contraposición a la cultura precedente, que era del libro y de la lectura (o de la imprenta). Y ciertamente, la imagen domina en este siglo XXI muy por encima del texto escrito. Larga sería la lista de autores que han mencionado este cambio de paradigma.

Antes eran los autógrafos, ahora es el “selfie”, que podemos mostrar desde el teléfono, compartir en facebook, por whatsapp o en otros medios. Y parece que a mucha gente le interesa tener “selfies” con famosos. Probablemente la pasión por los “selfies” denote un énfasis en la importancia de la propia imagen más que en nuestros valores, interioridad, pensamiento… y también cierto egocentrismo. Cuando además se trata de hacernos “selfies” con famosos, parecería que estamos hablando de obtener algún tipo de trofeo.

Hace unos días me planteaba hacerme un “selfie” con alguien que para mí haya sido una celebridad en este año que acaba. Me refiero a alguien que yo valore como importante, ya no tanto célebre o famoso, sino tan solo significativo… para mí. En el mes de agosto supimos de la necesidad que tenía una chica de 27 años de una cirugía urgente de corazón. Para poderla ayudar llegamos a distintos medios y algunas personas supieron de la existencia de Altagracia y su enfermedad. Fue operada en octubre con éxito, se recuperó y está muy bien de salud.

Cuando fui a visitarla me dieron ganas de hacerme un “selfie” con ella, y de hecho me lo hice. Consideré que una muchacha de su edad, casada, que perdió su primer bebé por complicaciones del parto, estudiando una carrera ya un poco tarde por falta de recursos, con una familia luchadora, y que tuvo que afrontar no sólo una operación de vida o muerte sino también el reto de no disponer de recursos y verse obligada a buscar todos los resortes para ser operada…. ¡eso es para mí toda una “celebrity”!

Y también es para mí una “celebrity” porque alrededor de ella y de su enfermedad se dio un aluvión de gente que se sintió tocada por su necesidad y que respondieron generosamente al llamado que hicimos. Así que doblemente importante.

Si nos paramos a pensar con qué persona importante para nosotros nos haríamos una foto para recordar este año que termina, nos vendrá a la mente quizás una persona luchadora, una persona con valores, una persona que se superó, que ha sufrido… Cada cual tendrá sus personas “importantes”: un familiar, un conocido o incluso, por qué no, muchas personas anónimas, quizás las que salen huyendo de un país por no pasar hambre, por escapar de la guerra, por querer un futuro mejor para sus hijos…  Serían tantas que no cabrían en un único “selfie”. Miremos por un momento hacia atrás y visualicemos, solo en nuestra imaginación, con qué “celebrity” nos haríamos un “selfie”.

PD: (Nunca publiqué la foto, de hecho no quedó muy bien, pero queda bien guardada en mi corazón).

 


[i] Neil Postman, Divertirse hasta morir, La Tempestad, Barcelona, 2013.

 

 

 


Viernes 25 Diciembre 2015

Michael Wolfe

Todos conocemos bien la tradición del viaje de José y María a Belén para inscribirse en el censo, promulgado por el emperador Augusto, y que fue allí en donde nació Jesús (Lucas 2, 1-7). Hoy en día, al visitar la ciudad de Belén, se puede ir a la Iglesia de la Natividad, construida sobre la gruta que tradicionalmente se conoce como el lugar de nacimiento de Jesús. Ahí, en el suelo está una estrella de plata marcando este mismo lugar.
 
 
La práctica piadosa dentro de la Iglesia de la Natividad es arrodillarse para besar la estrella; pero para llegar a ella, hay que agacharse ya que el techo de la gruta es muy bajo. Por supuesto, esto no sólo se presta para tener un acercamiento reverente en el sitio, sino que sirve también para recordarnos que si los visitantes tienen que inclinarse para entrar, ¡cuánto más se rebajó el Hijo haciéndose humilde de esta manera!
 
He tenido la oportunidad de visitar la Iglesia de la Natividad. Y sin duda, es una experiencia poderosa el arrodillarse y besar el sitio que durante al menos 1.700 años la tradición ha mantenido como el lugar donde Jesús nació. Pero lo que más me impresionó cuando estuve allí fue contemplar la moderna ciudad de Belén al salir. El conflicto social es frecuente y evidente en toda la ciudad, y es más evidente por el muro militar gigantesco que la atraviesa. Independientemente de lo que se pueda opinar al respecto, el muro se erige como una clara demostración del nivel de conflicto que existe en la región.

Esta misma región en la que nació Jesús ha sido el lugar de encuentro de muchas culturas, sociedades y pueblos, incluso antes de su tiempo. En cierto sentido, es el lugar en donde Oriente y Occidente se juntan. Este fue el caso también en el tiempo de Jesús ─se ve esto, por ejemplo, en el hecho de que el Evangelio de Juan especifica que la inscripción colocada en la cruz fue escrita en tres idiomas distintos (Juan 19, 20). Con estas grandes diferencias muchas veces ha llegado también gran discordia y violencia.

Así, ese día en Belén me hizo reflexionar, después de haberme arrodillado para venerar la estrella de plata, que fue en este lugar en la Tierra donde Jesús nació: el lugar de encuentro de los pueblos de todo el mundo. En efecto, ¡qué apropiado que éste sea el sitio en el que por el Hijo haber tomado la forma humana, toda la humanidad fue levantada a una nueva dignidad a través de la gracia de Dios! Del mismo modo, ¡qué apropiado que este sitio, tan lleno de violencia a lo largo de la historia humana, en donde dichas diferencias chocan, sea donde el Príncipe de la Paz haya querido entrar en la historia humana!

La Navidad es el día en que conmemoramos este evento de importancia incomparable para toda la humanidad. Es bueno que lo celebremos con signos de amor para nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo. Tales signos pueden ser a través de la comida, los dulces, los regalos y los eventos sociales. Pero esperemos que, al reflexionar sobre el significado del día, también recordemos al desconocido, al otro, a los que son diferentes a nosotros. Que recordemos, que este evento que celebramos, marcado por la estrella de plata en el suelo, es para toda la humanidad. Por lo tanto, estamos llamados por nuestra fe en Jesús a reconocer la dignidad de cada persona humana, independientemente de las diferencias.

Mas el reconocimiento de la dignidad de los demás no significa aceptar todo lo que hacen o tener una actitud de "todo se vale". Más bien, implica preocuparse por ellos y tratarlos con compasión, como nos gustaría ser tratados ─como se nos pide especialmente en este Año de la Misericordia.

A lo largo de esta temporada de Navidad (que técnicamente empezamos hoy), vamos a imitar al mismo Jesús, llegando a todos los que nos encontremos en nuestra vida. Esto incluye a aquellos que puedan hacernos sentir un poco incómodos porque son diferentes. Pero los pequeños pasos que podamos tomar en nuestras vidas individuales pueden sumar un gran cambio en el mundo y dar lugar a más esperanza. Y eso es, en definitiva, lo que representa la estrella de plata en el suelo y el por qué la veneramos con un beso.

 


 

 


Miércoles 23 Diciembre 2015

Domingo 20 Diciembre 2015
Seguimos hoy con la webserie que muestra el trabajo de la Comunidad de San Pablo en Bolivia, con el proyecto de reforestación, cría de llamas y empoderamiento de la mujer en la zona de Vacas (capítulo 4). Este proyecto está dando un nuevo futuro a una comunidad campesina muy alejada de núcleos urbanos. 

 


Martes 15 Diciembre 2015
Enrique trabajaba con la Comunidad de San Pablo cuando nació su hijo Juan Francisco (Piki) con una grave deformidad en las piernas. Pronto contactamos con una institución de Santo Domingo, “Corazones Unidos”, que se ocupó de la primera intervención quirúrgica del pequeño. Posteriormente conectamos con Katy, una señora de los EE.UU. que expresó interés en ayudar al niño.
 
Se le tuvieron que amputar las dos piernas y se le pusieron prótesis. Katy, que desde EE.UU. ha viajado infinidad de veces a la República Dominicana, ha sido y es su segunda mamá, y anualmente lo recibe en su casa de Saint Louis, durante las vacaciones escolares del chaval, al tiempo que en el hospital se le van adaptando las prótesis para adecuarse a su crecimiento.
 
En la familia de Piki son siete hermanos y su mamá, que tiene graves problemas de salud, no puede atender a los pequeños. Con un sueldo de vigilante, Enrique lucha por sacar adelante a sus hijos y ha encontrado un gran apoyo en Katy, que ayuda a Piki y al bienestar de toda la familia.
 
Hace pocos días un periodista de CDN (canal dominicano de noticias) vio a Piki por la calle y le impactaron su alegría y sus habilidades. Nos comentaba que frente a las malas nuevas que presentan día a día los noticieros conocer a Piki ha sido un soplo de esperanza y ha querido mostrar al público el afán de superación del pequeño. Aquí os dejamos la corta entrevista a Piki y su familia que CDN emitió. Piki es, realmente, un ejemplo de alguien que, frente a enormes desafíos, vive enamorado de la vida.
 
 
 

 


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