Centro-pueblo-Comunidad-San-Pablo

Titular noticias
Lunes 30 Mayo 2016
Hace ya más de dos años que en la Comunidad de San Pablo nos propusimos llevar agua potable a las 16.000 personas que viven en la población de Wonji, en Etiopía. Hoy podemos celebrar que ese sueño se ha hecho realidad.

En la primera fase del proyecto se compró e instaló una bomba de agua en un pozo cercano al río Awash y se construyó un depósito para almacenar el agua bombeada. En la segunda fase se realizaron los trabajos de canalización de 4.400 metros de tuberías desde el depósito hasta el pueblo de Wonji. Durante el pasado mes de septiembre se construyeron dos fuentes públicas en el pueblo y se formó un comité de agua, al que se dio capacitación para encargarse del mantenimiento, reparación de las infraestructuras y administración del suministro de manera adecuada para todos los habitantes de Wonji.

Finalmente, con gran expectación por parte de la comunidad, se inauguraron las fuentes. Es difícil expresar con palabras la alegría de la gente al ver cómo salía el agua tan esperada. Hoy todos hablan en el pueblo de que hubo un antes y un después, desde el momento en que las familias pudieron tener acceso al agua cerca de sus viviendas: sus vidas cambiaron, y nos alegramos inmensamente con ellos por tal logro. 

 

 

Sábado 28 Mayo 2016
El pasado sábado, 21 de mayo, el Arzobispo de Milwaukee ordenó sacerdote a Michael Wolfe, junto a dos compañeros de estudios, Patrick Behling y Andrew Linn.
 
Michael es miembro de la Comunidad de San Pablo desde hace diez años. Estuvo primero en la República Dominicana por largo tiempo, y durante los últimos cuatro años ha vivido en Wisconsin, estudiando en el seminario diocesano de Milwaukee. A mediados de junio iniciará su labor pastoral como vicario en San Juan Pablo II, una parroquia bilingüe en el sur de la ciudad de Milwaukee. ¡Muchas felicitaciones a Michael y a sus compañeros!


 
Ordenación sacerdotal de un miembro de la Comunidad de San Pablo, Michael Wolfe

 

 

Domingo 15 Mayo 2016
Juan Manuel Camacho
 
A menudo vemos en los telediarios y noticieros las consecuencias negativas del creciente abismo entre personas de diferentes lenguas y creencias religiosas. Muchos se apegan a su religión precisamente para marcar la diferencia con otros y resaltar, en definitiva, lo que nos divide y nos disgrega más que lo que nos une para trabajar por el bien común. Ante esta realidad, algunos teólogos han expresado que la paz mundial sólo vendrá cuando las diferentes religiones de la tierra sean más tolerantes y dialogantes entre ellas mismas (es el caso, por ejemplo, de Hans Küng y su propuesta de construir una “ética mundial”). Hace falta un nuevo Pentecostés para que todos empecemos a entendernos cuando hablemos. Y nos entenderemos porque el lenguaje será el mismo: el respeto por la humanidad y la creación encomendada a nuestro cuidado.
 
Si analizamos el texto de Hechos de los Apóstoles que nos narra el día de Pentecostés (Hch 2,1-13), vemos lo que significa hablar el lenguaje de todos: entendimiento entre los individuos más diversos social y culturalmente. Es el reverso de la división que comenzó en la torre de Babel, episodio que recoge el libro del Génesis (11,1-23). En esta historia las distintas lenguas eran motivo de división y confusión para el pueblo. En Pentecostés, en cambio, todos los pueblos diversos y dispersos se unen en un mismo lenguaje: el de las maravillas de Dios. El lenguaje que hace que personas de distintos lugares del mundo se junten bajo un mismo mandato, el mandato del amor.
 
Pentecostés se da en un momento de miedo y encierro por parte de los discípulos seguidores de Jesús. Están todos encerrados. Esta actitud los está alejando de la misión encomendada por el Señor: “Den testimonio de mí hasta los confines de la tierra”. En Pentecostés la experiencia del Espíritu da a los discípulos el valor que les hacía falta para salir de su encierro. Y también el Espíritu les da conocimiento: unos simples pescadores empiezan a hablar las lenguas de diferentes rincones del mundo.
 
El valor infundido por el Espíritu Santo en los discípulos los llevó a expandir el mensaje de Jesús desde Jerusalén hasta Roma, según nos narra el libro de los Hechos. Es ese mismo valor el que lleva a Esteban a anunciar a Jesús hasta la muerte. A Felipe el Espíritu lo arrebatará, convirtiéndolo en un misionero audaz de la fe en Jesús de Nazaret, llevándolo hasta lugares y gentes que nadie había evangelizado todavía. Es el Espíritu que hace que todos superen sus límites y limitaciones humanas para poder dar frutos en el anuncio del mensaje liberador de Jesús de Nazaret.
 
Necesitamos un nuevo Pentecostés para reunir el valor que hace falta para anunciar caminos de entendimiento entre personas de diferentes religiones y pensamientos. Necesitamos un nuevo Pentecostés para proponer salidas a las injusticias y calamidades que achacan a la humanidad y a nuestra casa común. Necesitamos un nuevo Pentecostés para obtener el conocimiento necesario para anunciar el mismo evangelio de Jesús que anunciaron los discípulos, y que hoy requiere un nuevo lenguaje para ser atractivo y que entusiasme a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

 

Martes 10 Mayo 2016
Esteve Redolad

Fue en uno de aquellos momentos en los que, a través de los cristales del vehículo, uno pierde la mirada, hipnotizada, fascinada por el apresurado paisaje urbano de Santo Domingo. Entre anuncios y carteles de Pollo vivo o matado,  SVD casa, o salpicado por lemas electorales como Pa´lante o Regresa Papá, un escrito en especial me llamó la atención. Era pequeño, sin muchas pretensiones, sin colores, ni imágenes. Era una pregunta en forma de página web: www.porquesomospobres.

No se entretengan en buscar la página porque, curiosamente, no existe. Pero la pregunta es tan pertinente que no surge a menudo en el día a día, aquí en la República Dominicana. ¿Por qué somos pobres? A veces la pregunta sale con rabia, a veces con tristeza, a veces con impotencia y frustración. Es una pregunta simple, pero que no acepta una respuesta fácil. Las causas de la pobreza se encuentran en factores geográficos, históricos, económicos, políticos, sociales. En cierto modo la pregunta podría ser descartada por improcedente, por simplista. Pero no contestarla es un acto de irresponsabilidad. Es aceptar la realidad de la pobreza como una suerte de destino fatídico, como si no hubiera formas de erradicarla, es admitir que lo único que nos toca hacer es poner parches a una realidad que nos sobrepasa.

Es difícil desgranar todas las causas de la pobreza, pero sí es posible enumerar los factores principales. Quizás uno de los elementos de mayor envergadura y más fácilmente identificable es el factor político. Porque la solución de la pobreza es política. Su erradicación, o como mínimo su disminución, pasa por unas buenas políticas económicas y sociales, y unas prácticas políticas solidarias, transparentes y justas. Se necesita una fuerte dosis de cinismo para creer que los pobres quieren ser pobres para aprovecharse así de los servicios públicos y no tener que trabajar. Nadie es pobre por elección propia. Es injusto exigir responsabilidades laborales, económicas y cívicas a los ciudadanos si no hay igualdad de oportunidades, especialmente en materia de educación, salud y con éstas, igualdad de acceso al mundo laboral. Una de las causas de la pobreza es precisamente el mal uso (es decir la apropiación para uso privado o político) de los recursos públicos destinados a crear estas oportunidades.

Los proyectos que llevamos a cabo en la zona de Sabana Yegua (en el suroeste del país) están encaminados a la lucha contra la pobreza y por la dignidad de toda persona. Los programas de nutrición, educación y de salud, son una forma de ir igualando, ni que sea a largo plazo,  oportunidades. Pero también queremos involucrarnos en la educación social y política de la población para que pueda asumir responsabilidades y así poder exigir derechos.

La erradicación de la pobreza pasa por superar la cultura del asistencialismo y de las dádivas con fines políticos y ofrecer, en cambio, herramientas y oportunidades para que los ciudadanos puedan vivir y prosperar por ellos mismos.

Es por ello que desde la parroquia La Sagrada Familia, a cargo de la Comunidad de San Pablo, estamos involucrados en varias iniciativas sociales, junto con otras organizaciones populares. Con asociaciones de vecinos y la compañía eléctrica, por ejemplo, estamos realizando una campaña comunitaria para poder tener luz las 24 horas del día, en lugar de las diez horas actuales. Eso pasa por hacer un seguimiento barrio por barrio de los niveles de morosidad e intentar disminuir el robo nada disimulado de energía eléctrica con conexiones ilegales a los postes eléctricos. Qué duda cabe que poder tener electricidad las 24 horas sería un factor clave para el desarrollo de la zona. También intentamos presionar, junto con las autoridades de los municipios afectados, para que prosiga la construcción de la carretera entre las localidades de Sabana Yegua y Los Negros, construcción que paró hace dos años dejando las condiciones de carretera peor aún de lo que estaban antes, cuando quedó destrozada por el huracán Noel en el 2007. También seguimos involucrados en el proceso de regularización de inmigrantes haitianos, para que este se haga sin abusos y conforme a la ley. Queremos participar y motivar grupos de apoyo a las mujeres, juntas de vecinos y, en la medida que se pueda, queremos hacernos presentes en el funcionamiento de las escuelas públicas.

¿Porquesomospobres? Es cierto que la respuesta a este interrogante puede ser compleja, pero creemos que luchar contra el paternalismo político, fomentando la responsabilidad y el compromiso social de todos, es uno de los factores clave para ayudar en el desarrollo de un pueblo.


 

Martes 3 Mayo 2016
Desde la República Dominicana, Juan Manuel Camacho nos cuenta: “La Comunidad de San Pablo, a cargo de la parroquia La Sagrada Familia, gestionó el año pasado fondos para construir en el barrio Los Cartones de Sabana Yegua —uno de los barrios con mayor población de inmigrantes haitianos—, un centro de integración cultural. Se trata de un lugar donde dominicanos y haitianos se reúnen a compartir experiencias y a recibir capacitación.
 
En una de las reuniones organizativas de la Pastoral Haitiana la Sra. Roseline Manuel, más conocida como “Linda”, propuso impartir unos cursos de manualidades. Al principio pensé que sería algo poco significativo porque ¿quién querría aprender a hacer flores de papel? Y sin embargo decidimos que se haría la propuesta a la población en general, a ver qué pasaba. Días más tarde viene Linda llena de alegría diciendo que ya tenía tres lugares que querían realizar el curso y un total de 75 personas interesadas. El gozo de Linda era porque ahora ya tenía un grupo de personas interesadas en su curso pero mi gran gozo fue saber que no eran sólo miembros de la comunidad haitiana sino que también había dominicanos interesados. El sueño de tener a las dos comunidades juntas se empezaba a hacer realidad con unas flores de papel.

 
 
 
El curso se impartió una vez a la semana durante tres meses en las comunidades de Sabana Yegua, Tábara Abajo y el Km 7. En el día de la graduación, cuando cada uno iba dando sus testimonios todos mencionaban lo divertido que había sido el curso, pues Linda es de origen haitiano y aunque habla español, no lo domina tan bien como para enseñar. Así que había momentos en que tenían que acudir a la gesticulación para comprender lo que ella quería transmitir. Aun así, entre todos se ayudaron y el curso se llevó a cabo siendo un gran éxito y señal de integración ciudadana.
 
El liderazgo político y los medios de comunicación en la República Dominicana distan mucho de propiciar la integración de los inmigrantes de Haití en el país y se dedican más bien a magnificar los problemas y dificultades. El curso de flores de papel, en el que un grupo de personas de los dos países se sentaban a aprender y compartir habilidades, fue una señal de que la gente sencilla, normal y corriente, acoge, comparte y traba amistades más allá de las diferencias nacionales y lingüísticas.” 

 



 

Feed RSS de noticias

Archivos del blog









Contacto

1505 Howard Street
Racine, WI 53404, EE.UU.
racine@comsp.org
Tel.: +1-262-634-2666

Ciudad de México, MÉXICO
mexico@comsp.org
Tel.: +52-555-335-0602

Azua, REPÚBLICA DOMINICANA
azua@comsp.org
Tel. 1: +1-809-521-2902
Tel. 2: +1-809-521-1019

Cochabamba, BOLIVIA
cochabamba@comsp.org
Tel.: +591-4-4352253

Bogotá, COLOMBIA
bogota@comsp.org
Tel.: +57-1-6349172

Meki, ETIOPÍA
meki@comsp.org
Tel.: +251-932508188