Centro-pueblo-Comunidad-San-Pablo

Titular noticias
Martes 23 Agosto 2016

La Comunidad de San Pablo abre una sala de refuerzo escolar en el barrio Pesebre de Bogotá

 

Desde el pasado mes de enero, miembros de la Comunidad de San Pablo trabajamos en la parroquia La Resurrección, ubicada en el sur de Bogotá. El territorio parroquial comprende los barrios La Resurrección, Granjas de San Pablo y Pesebre: se trata de sectores populares de la capital colombiana, de clase trabajadora, mayoritariamente de estrato 2 en la clasificación socioeconómica de la ciudad de Bogotá (que cataloga los barrios de la ciudad de 1 a 6, siendo 1 el de menos recursos y 6 el más acomodado).
 
Estos sectores enfrentan una notable variedad de retos, desde el hacinamiento de personas en viviendas de poca calidad a las dificultades de las familias por obtener buenos servicios de salud, desde las pocas oportunidades laborales para los jóvenes a la situación de abandono de muchos ancianos… sin embargo, escuchando en diversos encuentros y reuniones a la población de estos barrios, pronto hemos comprobado que un problema preocupa a sus habitantes más que ningún otro: la inseguridad que se vive en sus calles, directamente relacionada con el consumo de substancias estupefacientes por parte de muchos jóvenes, que delinquen para obtener recursos para luego poder consumir drogas. La drogodependencia (a su vez vinculada, obviamente, a la falta de oportunidades que enfrentan aquí muchos jóvenes) es una auténtica epidemia en estos barrios, en los que todo el mundo reconoce la presencia de varias “ollas” (puntos de venta de droga a través de los cuales las redes del narcotráfico distribuyen su producto en las calles de la capital).
 
Muchas personas nos han hablado de un nuevo y dramático motivo de preocupación: el aumento del consumo de droga entre niños de edades cada vez más tempranas. Si hace unos años los que caían en la drogodependencia eran generalmente jóvenes de dieciséis años para arriba, la necesidad por parte del narcotráfico de ir expandiendo la venta de estas substancias ha hecho que ahora sea común que niños y niñas de nueve, diez y once años ya empiecen a consumirlas.
 
Sin dejar de reconocer la magnitud del problema y que todos nuestros esfuerzos serán tan sólo una gota de agua en medio de un océano de tremendas proporciones, nos planteamos qué hacer para ayudar, ni que sea de forma muy modesta, a frenar esta tendencia. Y nos propusimos ofrecer clases de refuerzo escolar, por las tardes, en los locales de la parroquia del barrio Pesebre. Empezamos a finales de julio: quince niños de entre 8 y 12 años se inscribieron el primer día, y esperamos que esta labor vaya creciendo. Parte del problema es que muchos niños que van al colegio por la mañana, cuando llegan a sus hogares a las dos o tres de la tarde se encuentran que sus padres no están, pues trabajan —muchos hasta tarde en la noche. Esos niños, entonces, no tienen a nadie que les ayude a hacer sus tareas escolares ni que les impida salir y deambular por las calles hasta el anochecer, lo cual, obviamente, facilita que acaben cayendo en las redes del consumo. Nuestra propuesta es muy simple: ofrecer un espacio en el que estos niños puedan llegar al salir del colegio, y donde se les ayude a avanzar en sus estudios, con refuerzo escolar y sala de tareas, y de ese modo, quizá, evitar que la drogodependencia se adueñe de sus vidas. Acabamos de empezar. ¡Ojalá sea un proyecto de larga duración que dé sus frutos!


 

Martes 16 Agosto 2016
Recientemente el Presidente de la República Dominicana, el Sr. Danilo Medina, estuvo en la zona de Azua para entregar títulos de propiedad de terrenos a 2.500 familias. Los beneficiarios de un proyecto agrícola de los años 70 vieron así finalmente regularizada la situación de sus parcelas y viviendas. El P. Esteban Redolad, miembro de la Comunidad de San Pablo y párroco de La Sagrada Familia en Sabana Yegua, fue invitado a bendecir el acto. Compartimos en este espacio algunas de las palabras que Esteban ofreció en tal ocasión ante el Sr. Presidente y todos los presentes:

«Qué duda cabe que uno de los aspectos más importantes que contribuyen a dignificar a la persona y a la familia es tener un espacio propio que pueda llamar hogar.

Dios nos bendice hoy porque dignificando las familias con un hogar propio, recordamos la dignidad que Dios da a cada uno de sus hijos e hijas. Una dignidad que no se amerita, ni se gana, una dignidad que no se merece, sino que cada uno tiene por el mero hecho de ser persona, de existir.

Y es ante Dios que tenemos un reto, el reto de ser personas dignas y sobretodo, dignificantes, personas que demos dignidad a los demás. El mismo Jesús restableció la dignidad de la mujer adúltera, cuando en una sociedad machista un grupo de hombres estaban dispuestos a acabar con su vida a pedradas de forma injusta e humillante. Es Jesús mismo, que nos pide como líderes religiosos, comunitarios o políticos, y como esposos y esposas, como madres o padres, que seamos herramientas para que nuestra misión sea la de dignificar a los demás.

Dignificar es dar legalmente la propiedad de una casa a una familia. Dignificar es construir carreteras para una mejor y más segura comunicación.

Dios nos ama a todos y nos da a todos la misma dignidad, pero nosotros nos encargamos demasiado a menudo de arrebatársela a los demás. La dignidad se destruye con dádivas, fomentando la dependencia y el paternalismo, la ignorancia, priorizando el amiguismo y practicando el hermetismo y la falta de transparencia. En cambio, se construye dignidad creando oportunidades, dando herramientas, pero sin obligar a nadie, sin chantajes y sin miedos, dejando que cada uno elija.

Dios nos mira directamente al corazón, no al color de piel, ni a la cartera, ni a la belleza externa, sino a nuestra capacidad de amar y de ser generosos y hoy está aquí presente entre nosotros, y está contento. Porque hoy estamos construyendo dignidad, trabajando por la dignidad y el respeto a los demás, sean del color que sean, del partido o de la orientación que sean.

Ninguna persona tiene más valor que otra. Jesús nos dice que el primero tiene que ser el servidor de todos, porque es solo en el servicio de los demás que nos dignificamos. Y ya sea en política, en la Iglesia, en una junta de vecinos o en cualquier organización humana, el cargo que una persona ejerce no es para disfrutar de privilegios o para su beneficio personal sino para asumir mayor responsabilidad en el servicio a los demás.

Para Dios, y ojalá que para todos, los más importantes no son las autoridades políticas, ni lo líderes religiosos, ni la jerarquía eclesiástica, los más importantes son los niños indefensos, los padres de familia que trabajan duro para que su familia no vaya a dormir con hambre, las mujeres maltratadas, las madres solteras, muchas de ellas adolescentes, los ancianos abandonados por sus propios hijos y familiares, o los encarcelados que viven no sólo privados de libertad sino también de los más fundamentales derechos humanos. Los más importantes son, en definitiva, todos aquellos que, por razones económicas, culturales, sociales, religiosas o políticas son discriminados y apartados de la sociedad.

Te pedimos, Señor, que cada uno de nosotros sepamos multiplicar esta bendición como líderes políticos o como ciudadanos, y que no midamos nuestro éxito en dinero, ni en estatus social, ni en votos sino en nuestra capacidad de dignificar a los demás.»

 

Martes 9 Agosto 2016
"Soy Isabela, residente de quinto año de medicina. Estoy convencida de que hay otro camino y de que el mundo está cambiando para mejor". Así empieza el relato de Isabela Gómez, publicado recientemente en Planeta Futuro, del periódico El País, sobre su experiencia en nuestros proyectos en la República Dominicana. Os invitamos a leerlo, ¡vale la pena!

http://elpais.com/elpais/2016/08/03/planeta_futuro/1470242035_610944.html


 

Martes 2 Agosto 2016

La asociación de mujeres de Totora Pampa inicia programa para ayudar a personas iletradas

 

En muchas zonas rurales de Bolivia todavía hay mujeres adultas que, a pesar de los avances que ha habido en las últimas décadas en el campo de la educación, son iletradas. Nunca tuvieron la oportunidad de estudiar: o bien no había escuelas cerca de sus pueblos o bien sus padres decidieron que las mujeres no necesitaban prepararse académicamente.

A través de la asociación de mujeres de tejido de la zona de Totora Pampa se nos planteó esta necesidad y el anhelo de muchas de ellas de estudiar. Cuando las mujeres van a las ciudades (a vender patatas, llamas, ovejas, cerdos, gallinas) sufren por no saber leer. Siendo analfabetas, no lo tienen fácil para llegar a una dirección. Además, para obtener su documento de identidad, certificados de nacimiento, de matrimonio, libretas de escolarización y especialmente para los documentos de compra-venta es necesario saber leer para evitar errores o engaños.

A raíz de esta problemática, recientemente José, agrónomo, y Lourdes, contable, un matrimonio que de la mano de la Comunidad de San Pablo se ocupa de varios proyectos agropecuarios y de reforestación en la región, han iniciado clases de alfabetización para adultos. Cada tarde dedican más de dos horas a alfabetizar a 16 mujeres de entre 22 y 72 años y terminan compartiendo con ellas un café con pan. Ojalá se sumen muchas más y aprendan a leer y escribir para poder hacer negocios, consolidar su autoestima, dignificarse y realizar tantos trámites necesarios para los que saber leer es imprescidible.


 

Martes 26 Julio 2016
Pablo Cirujeda
 
Es de sobras conocido y estudiado el proceso de mestizaje que se inició hace más de 500 años en el continente americano a raíz de su descubrimiento, y que está en el origen de las actuales sociedades americanas. Por un lado, se llevó a cabo un mestizaje cultural, una mezcla o síntesis de valores y tradiciones que abarcan desde la cultura política hasta la gastronomía, pasando por otros ámbitos de la vida como el trabajo o los modelos familiares. Es también notorio el mestizaje racial que se generó a partir de la convivencia entre los tres principales grupos étnicos presentes a lo largo del proceso de colonización: los indígenas, los europeos y los africanos.

Tres siglos más tarde, las sociedades americanas, especialmente en la Nueva España y en el Perú, donde este mestizaje fue de mayor intensidad, hicieron un intento de sistematizar lo que se vino a denominar como las castas coloniales, en consonancia con el fervor científico característico de la época, en la que se empezaba a describir los fenómenos naturales y biológicos con metodología científica. Según los distintos autores, en las sociedades virreinales se llegaron a catalogar hasta 16 castas diferentes según el tipo y grado de mestizaje, o incluso más. Los nombres no parecían agotarse en una lista interminable de categorías raciales: español, mulato, mestizo, morisco, castizo, lobo, cambujo, coyote, albarazado… No se puede ignorar que este intento de clasificación tenía como objetivo principal reivindicar la superioridad por parte de los descendientes directos de los españoles respecto a las demás castas presentes en los virreinatos.

Varios artistas de la época incluso desarrollaron un género pictórico con las pinturas de castas, que alcanzó su máxima expresión en el pintor novohispano Miguel Cabrera en el siglo XVIII. En uno de estos cuadros, hoy expuesto en el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlan, México, podemos observar esas 16 castas diferentes, dibujadas en forma de viñetas. Llama la atención la penúltima categoría (número 15), que dice: Tente en el Aire con Mulata: Notentiendo.

Es difícil dejar de esbozar una sonrisa estando frente al cuadro, al ver esta categoría que pareciera estar llevando el intento de clasificación sistemática del mestizaje al absurdo: ¡Notentiendo! Solo podemos imaginarnos las entrevistas que realizaría el pintor con los modelos dibujados en sus cuadros, intentando conocer con precisión matemática todos los antecedentes del mestizaje de los mismos, y cómo, habiendo avanzado hasta esta penúltima categoría, quizás plasmara, con cierta frustración, lo imposible de su proyecto con la elección del término “notentiendo”.

Dos siglos más tarde, sin embargo, el debate sobre la identidad racial y cultural de los pueblos y de las personas no parece haber sido superado todavía. Persisten las tensiones en muchas de nuestras sociedades alrededor de los hechos que distinguen a los diferentes representantes de nuestro género humano, y desgraciadamente no hemos sabido renunciar todavía al proyecto de clasificar, muchas veces en orden jerárquico, a las personas en función de sus orígenes. En ocasiones incluso se sigue postulando la existencia de razas originarias, propias del lugar, y con pretendidos derechos adquiridos que los distinguen de los demás. Nuestra miopía histórica nos hace olvidar los siglos y milenios de mestizaje vividos en todos los grupos humanos. Un claro ejemplo son las sociedades mediterráneas, crisol de civilizaciones y razas desde antes que existiera memoria histórica, en las que se integraron civilizaciones tan diversas como los romanos, fenicios, griegos, árabes, íberos, germánicos, egipcios, etc.

La ciencia moderna, además, ha verificado recientemente lo que hasta hace poco era tan solo una teoría: nuestra especie, el Homo sapiens (en Asia y en Europa), contiene en sus cromosomas hasta un 3% de ADN que provienen de un mestizaje llevado a cabo con el Hombre de Neandertal… ¡hace 100.000 años!

Vamos descubriendo, poco a poco, que el origen de “Notentiendo” es seguramente todavía mucho más remoto y complejo de lo que pensábamos y sabemos. Ante lo absurdo de las clasificaciones, distinciones e intentos ilusorios de catalogar a los seres humanos solamente cabe una posible respuesta: reivindicar con fuerza que los seres humanos somos miembros de la única familia de los Notentiendo, una familia ricamente diversa, de la que todos tenemos derecho a formar parte en condiciones de igualdad.

 
 

Feed RSS de noticias

Archivos del blog









Contacto

1505 Howard Street
Racine, WI 53404, EE.UU.
racine@comsp.org
Tel.: +1-262-634-2666

Ciudad de México, MÉXICO
mexico@comsp.org
Tel.: +52-555-335-0602

Azua, REPÚBLICA DOMINICANA
azua@comsp.org
Tel. 1: +1-809-521-2902
Tel. 2: +1-809-521-1019

Cochabamba, BOLIVIA
cochabamba@comsp.org
Tel.: +591-4-4352253

Bogotá, COLOMBIA
bogota@comsp.org
Tel.: +57-1-6349172

Meki, ETIOPÍA
meki@comsp.org
Tel.: +251-932508188