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Martes 6 Marzo 2018

Inauguración de una fuente de agua para 10.300 habitantes en Etiopía

 

En la zona rural de Korke Adi, en el Rift Valley de Etiopía, la Comunidad de San Pablo lleva dos años trabajando con grupos de ahorro para mujeres.
 
Las mujeres y sus familias pidieron a la Comunidad de San Pablo ayudarles a extender la canalización de agua existente en la ciudad cercana de Meki, a 8 km de distancia. Se quejaban de que la concentración de fluoruro en el agua subterránea que normalmente usaban era muy elevada, y afectaba gravemente a su salud. La solución: excavar una zanja de 8 km de extensión e instalar las tuberías para que el agua de Meki llegara a Korke Adi. Aceptamos el reto.
 
En tres puntos de Korke Adi se construyeron fuentes, y se colocaron tanques elevados con una capacidad de 10.000 litros cada uno. En cada punto se estableció un comité de agua encargado de su distribución y del mantenimiento de las fuentes y los tanques, así como de cobrar la cuota por el consumo, como parte indispensable para que el proyecto fuera sostenible.
 
A finales de 2017 se inauguraron las tres fuentes, celebrándolo con una gran fiesta en la que no faltaron ni el obispo de Meki ni las autoridades locales, así como la población en pleno de Korke Adi. Gracias a este proyecto, los 10.328 habitantes de la zona disponen ahora de agua potable.


 

Lunes 19 Febrero 2018

En el mes de febrero, la planeación de actividades de las educadoras del Centro San José de la CSP, en México, incluye actividades para aprender sobre la importancia de la amistad, y trabajar sobre el desarrollo de las relaciones sociales entre los niños.
 
Actualmente atendemos a diario a 110 niños de 2 a 6 años. En esta edad, es habitual presenciar a diario conflictos entre ellos, ya que se pelean por todo tipo de motivos: por un juguete o por cualquier objeto que creen que es solo suyo, porque algún amigo no quiera jugar con ellos, para ganar el primer lugar en la fila, porque un compañero le hizo una “cara fea”, o “le sacó la lengua”, lo empujó, etc.
 
Estas peleas son normales en los niños a esta edad, que muchas veces se defienden pegando o llorando de frustración. Algunos prefieren ir a pedir auxilio a las maestras, quienes les repiten cada vez que las manos sirven para acariciar y no para pegar, pero en estos momentos, cada uno resuelve sus problemas como puede.
 
En la convivencia diaria con los niños en el Centro San José, las maestras están la mayor parte del día resolviendo conflictos y malentendidos. Como en otros años, el mes de febrero lo dedicaron en trabajar sobre la importancia de la amistad, para fomentar el cariño hacia sus compañeros. En el desarrollo social y personal de los niños, los padres de familia también tienen una gran responsabilidad con sus hijos sobre estas situaciones, y es importante que sepan darles consejos de lo que deben hacer si se les presentan estos tipos de conflictos con sus compañeros.
 
En esta ocasión, el 14 de febrero, día de San Valentín, conocido también como en día del amor y amistad, las educadoras junto con los niños prepararon una actividad como muestra de aprecio y cariño para hacías sus compañeros: todos trajeron un regalito para intercambiar entre sus compañeros. Fue una actividad muy emotiva, llena de detalles y de abrazos entre ellos.
 
Queremos seguir promoviendo la amistad entre los niños y niñas del Centro San José, en esta edad en la que aprenden a respetarse, a pedir perdón, y a tratar bien a sus amigos y amigas, para valorarlos como un tesoro en sus vidas.

 


 

Miércoles 14 Febrero 2018
Hoy, Miércoles de Ceniza, empezamos la Cuaresma, y empezamos escuchando una llamada que describe de forma clara y contundente el ideal de Jesús en lo referente a la solidaridad con los necesitados: “cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mateo 6,4)
 
La cercanía a los pobres y el compromiso ante el sufrimiento humano para poderlo aliviar forma parte de la esencia del pensamiento cristiano, como el papa Francisco está volviendo a subrayar con sus palabras y con sus gestos de cercanía a los últimos, los descartados por la sociedad del éxito en la que vivimos. Este compromiso necesita concretarse en acciones tangibles y reales en favor de nuestro prójimo, de las personas que sufren de carencias materiales o espirituales en nuestro entorno y en el mundo entero, para ir más allá de un discurso teórico de buenas intenciones.
 
Desde hace años, en la Comunidad de San Pablo promovemos tanto obras de voluntariado como las necesarias donaciones en dinero y en especie, para poder llevar a cabo los proyectos de ayuda al desarrollo con los que estamos comprometidos, en países como Bolivia, Colombia, México, República Dominicana y Etiopía. Recibimos constantemente donativos y donaciones, así como a grupos de voluntarios que vienen a colaborar con nosotros de diversas formas: unos, con sus capacidades profesionales, como médicos, oftalmólogos y educadores; otros, aportando bienes materiales que comparten con quienes menos tienen en este mundo en el que la brecha social entre pobres y ricos sigue ensanchándose año tras año.
 
Sin embargo, es necesario recordarnos a todos una y otra vez la máxima de Jesús: “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”. En un mundo tan mediático, tan pendiente de las redes de comunicación social, y de la medición de resultados, tanto personas como instituciones benefactoras caen con frecuencia bajo la presión de poder exhibir los logros alcanzados mediante su colaboración o su donativo. La exhibición de fotos, testimonios y datos relacionados con una acción solidaria genera la satisfacción de haber podido contribuir al cambio, a veces de forma irreal, y logra calmar las conciencias heridas ante las flagrantes injusticias sociales de las que somos testigos.
 
Empezando la Cuaresma, Jesús nos reta a hacer el bien –pero en silencio, de forma discreta, incluso anónima, sin la necesidad de mostrarle a nadie los resultados obtenidos–. La ayuda gratuita, desinteresada, no solo beneficia a las personas a quienes asistimos en la medida de nuestras posibilidades. También nos enseña a vivir los valores de la humildad y de la discreción, y a alejarnos de todo protagonismo frente a un mundo acostumbrado a mostrar y a reconocer cada acción emprendida, incluyendo las iniciativas solidarias. Pensemos en el desafío que Jesús nos plantea hoy: ¿es capaz de vivir mi mano derecha sin saber lo que hace la izquierda?


 

Miércoles 7 Febrero 2018

Matrimonios en la Diócesis de San Juan de la Maguana, República Dominicana
 

El pasado día 25 de noviembre, 18 parejas de la parroquia de La Sagrada Familia se dieron el «sí, quiero», en la catedral de San Juan de la Maguana, donde se casaron, en una misma celebración, un total de 174 parejas.
 
Fue esta una importante ceremonia de bodas de toda la diócesis, en una catedral abarrotada de parejas, testigos, cantos y mucha alegría. No se trataba del matrimonio de personas jóvenes, sino que el promedio de edad de los novios sobrepasaba los 40 años.  En la República Dominicana el matrimonio, incluso el civil, es poco común. El temor al compromiso, el respeto a la indisolubilidad del sacramento, así como otros factores sociales, económicos y psicológicos se juntan para que el matrimonio sea algo infrecuente.
 
En una de las charlas que dimos a estas 18 parejas, alguien les dijo que eran todos unos valientes, ya que si ya una boda por lo civil es rara, un matrimonio por la Iglesia es, en este contexto social, casi un acto contracultural.
 
Aplaudimos la decisión de la diócesis de celebrar estas bodas colectivas, que reafirman el amor que ya existe en las parejas, bodas que fortalecen a las familias creadas, y que llenan de orgullo a los contrayentes y sus parientes. Terminada la celebración, esas 18 nuevas parejas paseaban por sus comunidades sonrientes, felices, sabedoras que aunque ya tenían muchos años de vida compartida, ahora iniciaban de una forma u otra una nueva etapa llena de bendiciones. Nosotros lo celebramos con ellos.
 
¡FELICIDADES!

 



 


Viernes 2 Febrero 2018

Reflexión en torno a la Fiesta de la Candelaria


Mis padres, que llevan 59 años casados, iban cada año, el 2 de febrero, a la celebración de La Candelaria al colegio Marista de Badalona, como miembros de la asociación de padres de alumnos. Ese día se conmemoraba la presentación de Jesús en el templo, un día especial porque los esposos renovaban sus promesas matrimoniales.
 
Es una bonita fiesta, que me llevó a escribir esta reflexión. La renovación de las promesas del matrimonio, por supuesto, se puede realizar en cualquier momento del año. Eso sí, el 2 de febrero se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

La presentación de Jesús en el templo por sus padres obedece al mandato de la Ley de Moisés, por el que a los 40 días de nacido un niño tenía que ser presentado en el templo. El 2 de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre. La Ley de Moisés mandaba que el hijo primogénito de cada hogar le pertenecía a Nuestro Señor, y que los padres tenían que rescatarlo pagando por él una limosna en el templo.
 
La presentación de los esposos en el templo para renovar las promesas matrimoniales −la unión en el Señor−, es muy adecuada para este día. También lo es la celebración y la renovación de las promesas de los que han entregado la vida a Dios. Al igual que el primogénito de cada familia judía, le pertenecen a Nuestro Señor. Esta pertenencia, que es de hecho de todos los creyentes, se traduce también en fidelidad.
 
Pero se nos antoja que la fidelidad, la opción de algo “para siempre” −a excepción del tatuaje−, no está de moda. En un siglo de sobreabundancia de ofertas, ante tan gran abanico de oportunidades y tantas puertas abiertas durante el trayecto de una vida, se hace difícil optar definitivamente por un camino. El P. Isaac Riera, MSC, escribía hace un tiempo sobre “la voluntad debilitada”[1] y apuntaba que “el hombre postmoderno es un hombre atiborrado de estímulos, de sensaciones, de deseos, pero carece de fuerza de voluntad.” Quizás sea esta una de las causas de la poca perseverancia de algunos matrimonios o núcleos familiares, o incluso del descenso en vocaciones a la vida consagrada.
 
Aunque actualmente se hace una lectura negativa de la fidelidad, como si fuera un valor de tiempos pasados, relacionado con la resignación y con una ética de prohibiciones, se trata de un ejercicio libre, hermoso y creativo. La fidelidad es una elección, un compromiso, una opción fundamental, −sea con la pareja, los hijos, los principios, la profesión−, que implica coherencia con uno mismo, pero que encuentra un buen número de obstáculos y requiere perseverancia.
 
Para alcanzar esta perseverancia, Monseñor Grullón, Obispo de San Juan de la Maguana, en la República Dominicana, ponía esta simpática cuestión a los feligreses acerca del matrimonio: “¿Qué es mejor, conquistar o conservar?” A la respuesta de muchos que conservar era mejor, les explicaba que eso era dejar algo congelado, tal como estaba, con el peligro de que fuera deteriorándose. Por el contrario, conquistar era una labor del día a día. Así mismo lo expresa poéticamente el cantautor Víctor Manuel: “Día a día me creces dentro, día a día, porque te quiero, siempre estoy atizando el fuego.”
 
Aprovechemos hoy, día de la Candelaria para recordar nuestra opción fundamental y nuestra fidelidad, una fidelidad creativa y renovada. Una fidelidad en la que seguimos, día a día, atizando el fuego para reavivar la llama. Solo así nuestras elecciones, nuestras opciones fundamentales −y no solo el tatuaje−, pueden ser para siempre.


 
 
[1] https://clubjaimeprimero.wordpress.com/2017/03/13/la-voluntad-debilitada/
 

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