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Jueves 15 Noviembre 2018

Transporte seguro para los niños de una comunidad rural en República Dominicana


La Asociación “Sonríe y Crece”, nacida en Barcelona, celebrará en 2019 el décimo aniversario de colaboración con la Comunidad de San Pablo y la Parroquia La Sagrada Familia. Han sido ya diez años consecutivos en los cuales jóvenes de Sonríe y Crece han pasado los veranos en la República Dominicana, organizando, como voluntarios, actividades para los niños de Sabana Yegua.
 
Aparte de sus tradicionales actividades de verano (refuerzo escolar, formación lúdica en valores), el grupo ha ido incorporando en estos últimos años otras colaboraciones, aprovechando la formación profesional de sus voluntarios. Por ejemplo, crearon “Sonríe y salud”, con charlas médicas en varias comunidades realizadas por estudiantes de medicina y enfermería.
 
En este año, dos estudiantes de arquitectura se mostraron consternados por la situación precaria de la comunidad del km. 13, un “campito” pequeño nacido al borde de la carretera estatal, a tan solo dos kilómetros de Sabana Yegua. Una de sus preocupaciones era la inseguridad de que la gente viva tan cerca de la carretera, y en especial, la dificultad de los niños de caminar hasta la escuela en Sabana Yegua por el arcén, por donde pasan los vehículos y camiones a toda velocidad, habiéndose producido ya varios accidentes.
 
Hace ya cinco años la parroquia consiguió un autobús, donado por el gobierno dominicano, para el transporte escolar de jóvenes de otras dos comunidades rurales (Km. 7 y Km. 8) al Liceo Secundario de Sabana Yegua. Los responsables de la parroquia ya se habían planteado ampliar la ruta y que el autobús recogiera también a los niños del km. 13 para llevarlos a la escuela, pero la dificultad residía en la escasez de recursos para pagar al conductor (ya se pide a cada niño que dé un aporte fijo para cubrir el combustible). Tras un encuentro con la comunidad, los dos jóvenes decidieron reunirse con el síndico de Sabana Yegua y solicitarle una colaboración para que el km. 13 tuviera este servicio, ¡y lo consiguieron! El ayuntamiento está dando un pequeño aporte mensual para pagar al conductor y desde el pasado mes de agosto, 25 niños y jóvenes del km. 13 ya van a la escuela en autobús. Agradecemos desde estas páginas el compromiso y la sensibilidad de los jóvenes de Sonríe y Crece, que va dando nuevos frutos cada año.


 

Jueves 1 Noviembre 2018

La CSP se hace presente en La Picota, la mayor cárcel de Bogotá (Colombia)

 
 

El último jueves de cada mes, los miembros de la Comunidad de San Pablo que vivimos en Colombia sabemos que tendremos un día distinto: dejamos nuestros proyectos en la parroquia La Resurrección, donde trabajamos, y nos desplazamos a La Picota, la cárcel más grande de Bogotá, para acompañar durante unas horas a los reclusos que allí se encuentran. Hablamos con los presos, celebramos la Eucaristía y tratamos de confortarlos con nuestra visita.
 
La Picota alberga a un promedio de 9.000 hombres, y constituye un mundo complejo (como todas las cárceles), a veces difícil de entender, e indudablemente muy necesitado. Es obvio que nuestra labor, allí, es mínima, testimonial: sencillamente nos unimos a muchos otros voluntarios procedentes de diversas parroquias de la capital que cada jueves, sin excepción, llegan a La Picota para dar respuesta a las palabras de Jesús: «Estaba en la cárcel y fuisteis a verme». Es una gran satisfacción poder formar parte de este grupo entregado y alegre.
 
Con la pastoral penitenciaria pasa algo muy curioso: aquellos que no la conocen se la miran con recelo; en cambio, aquellos que han tenido la oportunidad de conocerla, se han enamorado de ella. Es cierto que abundan las suspicacias y hasta los miedos, y que para la persona que jamás ha entrado en un penal, el primer día conlleva una lógica intranquilidad. Sin embargo, la experiencia común de la inmensa mayoría de los que se deciden a ir a visitar los presos es extraordinariamente positiva. El contacto humano con los reclusos ayuda a que se desvanezcan prejuicios, y a descubrir, muy viva, la presencia de Dios en un lugar donde tal vez no pensábamos que íbamos a hallarle. Los miembros de la CSP que tenemos el privilegio de ir a La Picota no dudaríamos en afirmar que algunas de las experiencias humanas y espirituales más hondas que hemos vivido estando aquí en Colombia han sucedido precisamente detrás de las rejas de esta cárcel. Y estamos seguros de que lo mismo podrían afirmar todos los voluntarios que, con una generosidad admirable, se plantan a las puertas de La Picota todos los jueves del año. Es un ministerio diferente, que vale mucho la pena: es un ministerio que nunca decepciona.


 

Martes 16 Octubre 2018

La Comunidad de San Pablo sigue fomentando la capacitación laboral de jóvenes en Etiopía


A lo largo del año 2018 el centro “Kidist Mariam” de Meki, Etiopía ha continuado ofreciendo cursos de cocina, costura y peluquería. La mayoría de las estudiantes son jóvenes que por varias razones no pudieron finalizar sus estudios o que han retornado a Etiopía después de trabajar en países árabes. Un total de 444 estudiantes han asistido este año a los cursos: 88 en cocina, 131 en costura y 225 en peluquería. Nos alegra mucho poder constatar que de estas 444, 231 ya están trabajando en restaurantes, peluquerías, plantas industriales de costura o cooperativas de costura y peluquería creadas con otras estudiantes.
 
Es una satisfacción comprobar que tantas graduadas del centro vayan encontrando salidas laborales. Su experiencia anima al equipo del centro a continuar formando profesionalmente a más jóvenes.


 

Miércoles 10 Octubre 2018

El Centro de Salud de la Parroquia La Sagrada Familia en Sabana Yegua (Azua, República Dominicana) amplía sus servicios con un renovado consultorio dental, inaugurado en septiembre

 

El Centro de Salud La Sagrada Familia, perteneciente a la Parroquia del mismo nombre, lleva treinta años funcionando y atendiendo las necesidades sanitarias de la población más vulnerable de la zona de Sabana Yegua, en la provincia de Azua. En 2017 remodelamos el laboratorio de análisis clínicos. Recientemente, a finales de septiembre de este año, se inauguró y bendijo un nuevo consultorio odontológico.
 
Esta renovación se ha podido llevar a cabo gracias a la subvención de Compassionate Dental Care International, y nos permitirá dar un mejor servicio, cumpliendo con los requisitos del Ministerio de Salud.
 
Tuvieron el honor de estrenar la consulta el Dr. Tom Volm y su equipo, de la parroquia Holy Apostles de New Berlin, en Wisconsin (EE.UU.). Este grupo llegó por tercer año a Sabana Yegua para colaborar en operativos médicos y odontológicos y para fortalecer los vínculos de hermanamiento entre ambas parroquias. En esta ocasión los operativos atendían especialmente a los inmigrantes haitianos de la zona, que por su situación socio-económica acceden con dificultad a los centros de salud. Se pudo ayudar a 56 personas que requerían atención dental. También se atendió a más de 140 personas en medicina general, dando tratamiento a diversas enfermedades. El operativo médico y dental fue todo un éxito y pudieron trabajar hombro con hombro personas de Estados Unidos, dominicanas y haitianas: un verdadero signo de integración.
 
La inauguración y bendición del consultorio dental ha sido una ocasión para dar gracias a Dios por esta nueva oportunidad de ofrecer un servicio accesible y de calidad a toda la población de nuestra parroquia.


 

Miércoles 3 Octubre 2018


La Iglesia, cuya historia nunca ha sido tranquila, está viviendo una época de indudable agitación. La insistencia del papa Francisco en la necesidad de huir de esquemas autorreferenciales para ir formando una comunidad eclesial más misionera, más sensible a la injusticia social, más descentralizada, más abierta a todo tipo de personas, con un mayor protagonismo de la mujer y más atenta a toda clase de excluidos y de heridos (el famoso “hospital de campaña” del que tantas veces ha hablado) no gusta a todo el mundo. La oposición a sus reformas, a sus gestos, a su mensaje, a la dirección que ha ido imprimiendo al mundo católico, está organizada y (digámoslo sin eufemismos) en pie de guerra. Es una oposición abierta y tenaz, más fuerte en algunos países que en otros (muy enérgica en los EE.UU. y en Italia, por ejemplo) encabezada y alentada por jerarcas de mucho peso (así como los hay, de mucho peso también, al lado de Francisco). En algunos medios católicos de corte inmovilista los ataques al papa son el pan de cada día. Como respuesta, en otros medios, de corte más progresista, sus columnistas se sienten obligados a salir a diario en defensa del obispo de Roma.

Lo primero que queremos subrayar es que esta tensión no tiene por qué ser mala. Pone de manifiesto la humanidad de la Iglesia, su realidad política, le quita el manto de impasibilidad y de “no ser de este mundo” con el que a veces se había querido vestir (o disfrazar, pues las tensiones han existido siempre). En el mejor de los casos es una tensión que puede propiciar que se dialogue más a todos los niveles. Si cardenales y nuncios discrepan abiertamente entre ellos, ¡y con el mismísimo papa!, ¿por qué no deberíamos mostrar también nuestras discrepancias los que no llevamos birreta roja, los laicos, los sacerdotes, todos? Tal vez la exposición franca de nuestras divergencias nos ayudará a encontrar más salidas que la pretensión de que la Iglesia es una balsa de aceite.

En segundo lugar, queríamos llamar la atención sobre el hecho de que quizá detractores y paladines del papa se equivocan por igual al centrar el debate en la persona de Francisco. Los personalismos nunca son buenos: adular al líder porque me siento identificado con él puede ser tan infantil como denostarlo porque su mensaje me incomoda. Y plantear los conflictos que sacuden la Iglesia en términos de fidelidad o animadversión hacia el pontífice distorsiona la verdadera naturaleza de la crisis. Quienes centran el debate en la persona del papa corren el riesgo de convertir el problema en una discusión sobre las virtudes o defectos particulares de Francisco, y, en consecuencia, pueden perder de vista lo que realmente está en juego. Los temas de fondo van mucho más allá de la persona que hoy ocupa la silla de Pedro en Roma.

Lo que está en juego, por supuesto, es la fidelidad de la comunidad eclesial al Espíritu Santo. ¿Está la Iglesia, en su conjunto (encabezada por el papa, eso sí), siendo dócil al Espíritu o resistiéndosele? Y puesto que en la Iglesia hay corrientes contrapuestas, la cuestión de fondo es la fidelidad de cada una de ellas al Espíritu.

Dejemos al papa tranquilo, por decirlo así, dejemos de centrarnos tanto en examinar cada palabra y cada declaración suya (algo que Francisco tal vez agradecería) y centrémonos en lo que, como cristianos, debería importarnos más: ¿Quién, en la situación que estamos viviendo, está siendo más fiel al Espíritu de Jesús? ¿Quién se está dejando llevar, sin miedos, por el Espíritu Santo que en Pentecostés se derramó sobre los discípulos y así engendró la Iglesia?

Es obvio que si planteáramos esta pregunta a unos y a otros todos responderían: «Nosotros». Un tradicionalista asustado por la mentalidad de Francisco y un liberal enamorado del papa asegurarían, con idéntico fervor (y muy probablemente con igual sinceridad): «A nosotros solo nos mueve la fidelidad al Espíritu».

Por desgracia, todavía no existe un «fidelidamómetro» que nos permita evaluar la fidelidad de personas y colectivos, como si de un termómetro para saber la temperatura se tratara. ¿Cómo responder, entonces, a la pregunta sobre la fidelidad al Espíritu? ¿Cómo descubrirla? Sugerimos un modo de hacerlo.

El Espíritu, y de eso no nos puede caber duda, es entregado, generoso y nunca busca el propio bien. Partiendo de esta base, quizá una manera de examinar la fidelidad que cada uno practica al soplo del Espíritu sería haciéndonos la antigua pregunta latina que conoce todo buen lector de novelas policíacas: ¿Cui bono? ¿A quién beneficia la polémica? ¿Quién está protegiendo sus intereses? ¿Quién está defendiendo su posición?

Y las preguntas opuestas, que en este caso señalarían quien, al no buscar su propio bien, estaría siendo más fiel al Espíritu: ¿Quién se está arriesgando más? ¿Quién está anteponiendo las necesidades de las personas a las de la institución? ¿Quién, en verdad, se busca dolores de cabeza?

No parecería, ciertamente, que arriesgan mucho ni pierden nada los que se atrincheran en posturas inmovilistas, autocomplacientes, muy seguros de sí mismos, y aseguran que la solución a los problemas que afectan a la Iglesia pasa por frenar cualquier posibilidad de reforma y regresar a los esquemas rígidos de ayer.

Y, por otro lado, no parecería que sean los que (empezando por el papa) apuestan por una Iglesia en salida, «accidentada, herida y manchada por salir a la calle»[1] quienes están defendiendo su posición, quienes buscan la placidez que otorgaría no plantear preguntas incómodas, quienes tratan de mirar hacia el otro lado para no tener que enfrentar las faltas de la propia institución. Su esfuerzo por librar la Iglesia de automatismos autoritarios y de despojarla de clericalismos caducos, de hecho, les está complicando la vida.

La prueba del ¿Cui Bono?, en definitiva, deja muy pocas dudas acerca de quién se está dejando guiar por el Espíritu.


[1] Papa Francisco. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 49


 

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