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Martes 1 Agosto 2017

 
En una sociedad tan exigente como la nuestra es imprescindible obtener una base educativa sólida que impulse el aprendizaje y el sano desarrollo de los niños, trabajo que día a día realizamos en el Centro Comunitario de Desarrollo Infantil San José, en la Ciudad de México.
 
En el ciclo escolar 2016-2017, que acaba de finalizar, 36 niños y niñas concluyeron satisfactoriamente la etapa preescolar con nosotros. Para celebrar este logro, los niños estuvieron rodeados de familiares y personas cercanas en una fiesta de fin de curso alegre y agradecida, que celebramos el pasado día 14 de este mes de julio: una historia con final feliz, que se repite cada año en el asentamiento irregular de Jardines de San Juan.
 
El trabajo continuará con los 72 niños y niñas restantes, que avanzan de nivel, junto con casi 40 más que se integrarán en el nuevo ciclo que está por comenzar (a finales de agosto). Las plazas ya están ocupadas, pues los padres han querido inscribir a sus niños cuanto antes, para poderles brindar esta oportunidad de crecimiento, desarrollo y aprendizaje.
 
Desde el primer día del curso, ya lejano, juntos fuimos vivenciando juegos y actividades, aprendiendo de día en día. Los niños fueron creciendo en una sana convivencia a lo largo del curso escolar, aprendiendo a quererse, a veces perdonarse tras una pelea, a jugar, compartir, reír y llorar, y también a aceptarse. Esta convivencia, apoyada por una nutrición adecuada y el trabajo incansable de las educadoras comunitarias con los niños, ha llegado a un final feliz con la clausura del curso escolar 2016 -2017, despidiendo a los 36 niños y niñas que concluyen Preescolar 3 y que ya cumplen 6 años, listos para integrarse a la escuela primaria.
 
En un momento tan importante como éste, los papás y familiares quisieron estar cerca de sus niños, orgullosos de los logros alcanzados, y comprometidos con el camino que todavía les queda por recorrer. Fue un día de muchas emociones, y al reconocer cómo han crecido y aprendido tanto, compartimos juntos la alegría ¡de un nuevo final feliz!
 


 
 

Martes 18 Julio 2017

Las dificultades en la educación superior de las mujeres rurales en Bolivia

 
 
La escena se repite una y otra vez: el padre diciéndole a la muchacha, su hija, que por qué seguir estudiando si ya sabe leer y escribir. Que eso basta para ser una buena esposa. Así fue con tu madre y ahí la ves, orgullosa de sus cinco hijos.

La hija se da cuenta de que no hay comunicación. ¿Cómo puede transmitir ese fervor en su corazón, esa pasión por continuar sus estudios? Si, al fin y al cabo la amiga que terminó secundaria con ella ya se casó y está esperando un hijo. Además ¿estudiar agronomía? ¿Una mujer? Te llenaron la cabeza de pájaros…

Y así se repite la historia. En Bolivia la Comunidad de San Pablo promueve el desarrollo de la mujer rural, tratando de romper algunos de los mismos tabús de siempre. En Totora Pampa, donde la Comunidad lleva a cabo varios proyectos de desarrollo, poco a poco varias jóvenes van terminando la secundaria y alguna se anima, valiente, a realizar estudios universitarios.

No hay que culpar a los padres, que buscan manos que ayuden a la familia y les cuesta visualizar un futuro distinto al que tuvieron ellos, que no pudieron estudiar. La aventura de ir a la universidad casi no se ha visto en sus comunidades, y menos tratándose de mujeres. «De vez en cuando algún varón sale adelante, pero no tú, mi hija», diría el padre, desconfiando de su capacidad o temiendo por las dificultades y riesgos que pueda encontrar en el camino para ser profesional.

Así iba a ocurrir con Martha, una mujer entre muchas, que sin embargo consiguió dar un vuelco a su futuro. Estudia la carrera técnica de agropecuaria, en un internado, lejos de su casa. Martha lo tiene claro y se ha planteado que, una vez termine la carrera a nivel técnico superior, quiere continuar con los estudios y completar el nivel de ingeniería. Son procesos lentos y costosos; el entorno no ayuda. Desde la Comunidad de San Pablo apoyamos a mujeres como Martha y tenemos la esperanza de que muchas como ella consigan la superación profesional que buscan, para que no se repita siempre, indefinidamente, la misma película de resignación y falta de estudios para las mujeres de estas comunidades bolivianas.


 

Martes 11 Julio 2017

La República Dominicana ocupa el primer lugar de niñas y adolescentes “unidas” o “casadas” en América Latina y el Caribe”[1]
 


–¿No sabes? Carmencita se casó–. Cuando te dicen esto en la República Dominicana, especialmente en el sur, no hay que entender que entre Carmencita y su pareja hubo una boda civil o religiosa, sino que las dos personas pasaron a convivir como pareja.
 
Esto sucede a menudo con muchachas muy jóvenes, especialmente en los sectores sociales de menor nivel educativo. Aunque sucede principalmente debido a embarazos, no siempre es así.
 
En el primer caso, una muchacha joven queda embarazada fruto de una relación y pasa a vivir con su pareja. En algunos casos una chica “sale embarazada”, y es presionada a dejar la escuela (aunque legalmente nadie la pueda expulsar por ese motivo) y es “invitada” a pasar a vivir con el padre del niño que viene en camino, que muy a menudo no era una pareja estable. De ese modo se produce un doble rechazo hacia la chica, el de la escuela y de la familia. Sin embargo, el muchacho puede continuar la escuela sin ningún problema y nadie lo echa de su casa. Estos casos son los más graves.
 
En otros casos, la familia de la joven tiene conocimiento de que ella está manteniendo relaciones con el muchacho, y entonces la presionan para que deje la casa y se una a él (aun si no hay embarazo). Así evitan el “qué dirán” de los vecinos, que podrían ver a la chica como “una cualquiera”.
 
Hay situaciones peores. Muchas niñas y adolescentes se van a vivir con un hombre mayor. Este se ocupa de ellas y las mantiene. Ellas pasan de niñas a madres en un santiamén, sin experimentar apenas la juventud. Se podría añadir que la diferencia de edad, y a menudo el abandono de los estudios por parte de la joven, facilita una desigualdad en la pareja, la baja autoestima de ella y por ende violencia de género. El estudio Niñas esposadas, realizado por la ONG “Plan Internacional” en las provincias de Azua, Barahona, Pedernales, Elías Piña y San Juan, afirma que una de cada cinco adolescentes (el 23.4%) de entre 15 y 19 años está casada o unida con un hombre 10 años mayor que ella. Según este estudio, en el 39% de los casos los hombres dicen que les gusta tener esposas muy jóvenes porque son más obedientes y se pueden dominar fácilmente.
 
Según la autora de la investigación, Jeannette Tineo, el matrimonio infantil es el resultado de la violencia intrafamiliar existente en el hogar de la joven, las expectativas de reducir la carga económica familiar o incluso la oportunidad de negociación que establecen las familias como una manera de salir de la pobreza.
 
Esta negociación se produce en algunas familias que viven en situación de pobreza y que saben que su hija menor ha tenido relaciones con un hombre mayor de edad. Los padres acusan al hombre de violación y éste, para evitar ir a la cárcel, paga una suma como reparación del daño y se queda a la adolescente como esposa.
 
El estudio mencionado desvela que el matrimonio infantil forzado tiene vinculación fuerte con los embarazos en adolescentes, ya que de cada diez niñas casadas con hombres adultos que fueron entrevistadas, siete estaban embarazadas al momento de establecer la unión.
 
Entre las acciones que plantea “Plan Internacional” está que los legisladores valoren aumentar la edad mínima para casarse a los 18 años. Actualmente el código legal dominicano permite que la niña, si cuenta con el consentimiento de su padre, se pueda casar a los 15 años.
 
En todo caso, es obvio que existe una urgente necesidad de seguir educando en valores a padres y madres de familia, a niños, niñas y adolescentes, para que estas situaciones desaparezcan. No hay nadie que realmente desee el desarrollo digno de una sociedad, con hombres y mujeres empoderados, que quiera “niñas esposadas”.

 

[1] El Listín Diario, 27/3/2017
 http://www.listindiario.com/la-republica/2017/03/22/458855/el-numero-de-ninas-casadas-en-el-pais-es-el-mas-alto-de-al



 

Martes 20 Junio 2017

La Comunidad de San Pablo desarrolla un programa de saneamiento ambiental en la República Dominicana

 
 

«Decían que las brujas se comían a los niños, pero lo que los mató fue la diarrea». La Diócesis de San Juan de la Maguana ha construido más de 18.000 sanitarios en 25 años; como parte de este mismo esfuerzo, la Comunidad de San Pablo, desde la parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua, ha construido más de 2.000 desde hace 14 años.

Hace pocos días, la directora ejecutiva de FUNDASEP (fundación vinculada a la Diócesis de San Juan) nos contaba con entusiasmo el gran impacto que había tenido la construcción ininterrumpida de letrinas sanitarias con foso seco e inodoro a lo largo de todos estos años. Monseñor José Grullón, obispo de San Juan, insiste en que ya no hay que llamarlas letrinas, sino sanitarios, pues con el inodoro que se les coloca pasan a tener una mayor dignidad. También insiste en que a pesar de que haya gente que se pregunte por qué la Iglesia se ocupa de las cosas materiales, es labor de la Iglesia y de los cristianos ocuparnos de la persona completa.

En efecto: ¿qué tiene mayor importancia que la vida de un niño? Y tantos niños morían a causa de diarreas, producto de enfermedades gastrointestinales, causadas a su vez por parásitos, bacterias y el mal saneamiento ambiental. No es ningún secreto que, si las personas hacen sus necesidades a campo abierto, las enfermedades se propagan con gran facilidad. No, no eran las brujas, ni ningún mal espíritu o maldición lo que se comía a los niños. Lo que se los comía y literalmente acababa con ellos eran las infecciones gastrointestinales recurrentes. Ahora podríamos decir que nuestras letrinas han acabado con las brujas.

En efecto, en las últimas décadas el panorama ha cambiado drásticamente y agradecemos a muchas personas e instituciones el apoyo que hemos recibido para la construcción de sanitarios y la promoción del lavado de manos. Aunque un gran número de familias ya tienen su “baño adentro”, y miles tienen su sanitario o letrina mejorada, todavía queda en la región en la que trabajamos un 15% de hogares que no disponen de baño. Así, pues seguimos con el programa hasta que no quede ninguna familia sin sanitario.


 

Martes 13 Junio 2017

El pasado 24 de mayo tuvo lugar en Etiopía la dedicación solemne de la nueva catedral del Vicariato Apostólico de Meki

 
 
La Comunidad de San Pablo trabaja desde 2013 en el Vicariato Apostólico de Meki, que tiene una extensión de 45.000 km2 y una población de cuatro millones de habitantes, de los cuales los católicos representan menos del 1%. A pesar de ello, la labor pastoral y de promoción humana del vicariato es ingente, con múltiples iniciativas sociales que llegan a toda la población.
 
El pasado 24 de mayo tuvimos la dicha de participar en la misa de dedicación de la nueva catedral en Meki. La construcción de la catedral era un proyecto soñado durante años por muchos, y por eso su dedicación fue una celebración especialmente gozosa en la que participaron cerca de 4.000 personas. ¡No fue breve! Dada su solemnidad, la Eucaristía de consagración de la nueva iglesia catedral duró seis horas: el recinto estaba lleno a rebosar, y una gran pantalla proyectaba la solemnidad para los que quedaron afuera. Además del obispo de Meki, Monseñor Abraham Desta, estuvieron presentes el arzobispo de Addis Abeba, Cardenal Berhaneyesus Souraphiel, el Nuncio Apostólico, Mons. Luigi Bianco y el obispo emérito de Trento, Italia. También hubo representación de organizaciones que contribuyeron económicamente a la construcción, como Caritas Austria y la Diócesis de Trento. Aunque sin representación, también se mencionó la colaboración de la Conferencia Episcopal Española.
 
Tras la Eucaristía solemne tuvo lugar el convite, organizado por la Comunidad de San Pablo a través de nuestro centro de capacitación laboral y sus estudiantes, en especial las estudiantes de cocina.
 
Fue una celebración preciosa. Esperamos que la presencia de esta hermosa y digna catedral sea semilla de propagación de la palabra de Dios en estas tierras de antigua tradición cristiana.

 


 

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